Guíar al ruído para estimular cambios en diversas patologias
19 de junio de 2012- Musicoterapia
"... Del infierno al canto de sirenas ..."
El caso que presenta el Lic. Esteban Levin,
en su artículo " Del ruido mortal al eco musical: Acontecimiento y
transferencia" (Publicado en Imago Agenda N°159 mayo 2012), sobre una
paciente de dos años, Graciela, con una enfermedad neurometabólica que
le produce graves dificultades perceptivas-sonoras y problemas
sensoro-motores (que hacen que realice acciones sin gestualidad ni
sentido, como lastimarse físicamente) fue lo que me abrió las puertas
para comprender mejor el mundo de la músicoterápia.
Tal vez no hace falta observar casos tan extremos, pero a veces a
través de ellos se nos simplifican las cosas para poder entenderlas.
La niña de dos años se comunicaba realizando un ruido "E-E-E" que Esteban describe como monocorde, constante, ensordecerdor y asfixiante, sin ningún sentido ni variación. Y al mismo tiempo presentaba una tendencia a lastimarse severamente algunas partes del cuerpo, especialmente las manos. La paciente evolucionó en cada sesión. La comunicación comenzó a realizarse entre ambos en cuanto entró en juego la musicalidad en el sonido.
Ese ruído, es decir, ese sonido emitido que presenta dificultades para el receptor de identificar, individualizar y comprender el mensaje o la información emitida, característico de la niña desapareció cuando se produjo en la sesión ese encuentro entre paciente y profesional, que en este caso se dió en una esena surgida a partir de la experiencia sonora.
En los primeros encuentros era prácticamente imposible la comunicación entre ambos, pero a medida que se desarrollaba la interacción, Levin -que realizaba matices en las oraciones dirigidas a la niña, y realizaba cantos sensillos y modulaciones de voz- logró un cambio en el que la música funcionó como un enlace entre ambos actores para comenzar a interactuar y llevar a que la niña se reconozca y comience a relacionarse con el espacio que la rodeaba de una forma más sana.
Luego de varias seciones la nena comenzó a caminar y a recorrer el consultorio hasta que decidió golpear una superficie. La experiencia con lo percutivo y la aprehensión a través del "juego" dieron un giro a las sesiones. En esta oportunidad llevaron a la niña a emitir " TA-TA-TA-TA" a medida que daba un golpe. En cada golpe se juega la esena en que la "cosa - ruido" (el modo que ella reconoce los objetos) pasa a ser el eco de un recuerdo y conforma así redes de sentido. Una imágen sonora que identifica un espacio y un tiempo diferente y también produce subjetividad. La musicalidad crea deseos donde emerge "Ella" (Graciela) como un sujeto.
En cuanto a los daños de sus manos, la niña no permitía el contacto y se las rascaba hasta sangrar, según describe Levin: "parecería que esa acción le permitiera una cierta consistencia en lo real del cuerpo, en aquello que al no simbolizarse, ni narrarse, ni historizarse emerge sin dolor, con la insistencia obscena de lo mismo. El dolor no duele sin sujeto. Es a través del canto que la nena reacciona. La melodía, el rítmo y la cadencia de las palabras cantadas provocan una pausa íntima por donde se cuela el afecto, la sensibilidad sonora del sentido."
De
apoco "Graciela" permitió que le toque las manos, entonces el
profesional realizó en ellas un garabato con un marcador; más
distendida se sonrió y ejecutó otros sonidos ("OH-OH"), apareció
entonces el diálogo tónico entre el cuerpo, la imágen y la
musicalidad que se inscribe en ella por transferencia (no tanto por lo
emocional que transforman lo relacionado al habla) y la llevan a
relacionarse de otra forma con su propio cuerpo para dejar de dañarlo.
El ruído tiene varias acepciones. Y en cuanto al intento de guiarlo y sus efectos tendrá estrecha relación con la que se utilice. Por un lado se lo puede define como un "sonido inarticulado y confuso, alborotado no deseado por el receptor, que le molesta para escuchar el sonido que le interesa, o ninguno". Y por otro, en el campo de la comunicación sonora como " un sonido o cualquier otro medio de información en el que ésta no sea clara e impida que el receptor sea capaz de identificar, individualizar o comprender, aunque así lo desee".
Pero al momento de referirnos a lo musical, el ruido también forma parte de una corriente dentro de la música contemporánea. Se la denomina "Noise" y "es usado para describir las variedades de música avant-garde y arte sonoro que pueden utilizar elementos como cacofonía, la disonancia, la atonalidad, el ruido, la indeterminación y la repetición en su realización". En este caso la guía o el modo en que se articula el ruido produce música.
La evolución en los estudios musicales nos concede una gran variedad de músicos contemporáneos dedicados a este nuevo género. Qué incluso ya dejan de acotarse al campo académico y de alguna forma trascienden al happening e inciden en la música convencional. Algunos ejemplos para los interesados: Milan Knizak con "Broken Music Composition" (1979), o músicos como John Cage con composiciones como " Dream"; música muy vinculada al arte de vaguardia como La Velvet Underground, Música Dodecafónica, etc. En Argentina, Alan Courtis "One hundred chicken symphonie's" , Sebastián Landro con su proyecto PORNOISE, AlexiUS rOSEN , Paloma Kippes o proyectos similares al de Marco Sanguineti en los que interactuan músicos provenientes de diversos ámbitos (electrónica, jazz, clásico, etc).
También existen en Buenos Aires instituciones de música contemporánea que pueden acercar a los interesados en el tema (ceamc ; lipm; entre otros).
Existen numerosas patologías que provocan dificultades perceptivas-sonoras y problemas sensoro-motores; un musicoterapeuta se suma a las posibilidades de tratamientos tradicionales para expandir posibilidades. No necesariamente todos los casos son clínicos y severos, y el modo de tratamiento debe ser adecuado a la ocación. Estructurar el ruido y saber guiarlo para lograr un fin determinado como fue en el caso de Graciela, parecería una tarea ardua y compleja al momento de ponerla en práctica.
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Vernos complejos, sonoros y corporales
7 de junio de 2012- Musicoterapia
"... armonía de sonidos para el cuerpo, quien aprende a guiarlos
hacia un determinado punto sabrá como ayudar ..."
hacia un determinado punto sabrá como ayudar ..."
Somos complejos y durante el transcurso
de la historia de la humanidad han definido a los seres humanos de
infinidad de maneras, que ya casi parecería que no hay ninguna otra.
Pero, siempre se puede agregar una metáfora más. ¿Que tal si empezamos a
vernos como un todo sonoro- corporal y a la vez como una unidad
biosocial-psico- espiritual?
Se lee mucho más difícil de lo que es. En realidad la propuesta es comenzar a ver a las personas desde el punto de vista de la Musicoterápia, que básicamente (como su definición lo indica) "pretende desarrollar potencialalidades y restaurar las funciones del individuo, de manera tal que éste pueda lograr una mejor integración intra o interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento". Para lo cual es necesario que la terápia esté en manos de un experto en la materia.
Como dice (en una entrevita que le hice en el 2011) Volker Phoenix (http://www.liraaurelio.com.ar/): alemán radicado en Argentina dedicado a la música y a la educación musical desde hace más de 20 años y luthier de arpas y liras: En algunos países incluso, para poder ejercer como musicoterapeuta es necesario no sólo tener estudios relacionados con medicina y psícología, sino también haber logrado un nivel muy alto de conocimientos musicales, mínimamente haber cursado 3 años de música en algún establecimiento. Acá en Buenos Aires (Argentina) la carrera existe desde 1967 y comenzó a dictarse en la Universidad del Salvador. Pero hoy también se dicta en otras universidades.
Un tema no menor al momento de hablar de la musicoterápia es que parecería no tomarselá en serio. Si bien los musicoterapeutas trabajan tanto en el ámbito público (en hospitales por ejemplo) como en el privado, ya sea en grupos como en terápias individuales utilizando variadas metodologías, según el profesional o la institución. Todavía es difícil que una persona elija este tipo de terápia para curarse y en alungos casos se la suele ver como una terápia alternativa y no como una especialización del campo de la salud (lo que es).
Este tipo de terápias pueden surgir como desprendimiento de la musicoterápia, y generalmente no están dirigidas por un profesional, lo que dificulta y desmerece un poco el trabajo de quienes se dedican a ejercerla; y los resultados curativos que se podrían alcanzar.
Hablar de musicoterápia en el día a día es complicado porque según varias entrevistas que realicé a estudiantes avanzados de musicoterápia de las diferentes universidades en las que se dicta; me encontré con la dificultad de que en su mayoría no sabían como poner en práctica sus conocimientos, y fundamentalmente no sabían explicar exáctamante qué es, ni cómo se aplica en el ámbito laboral. Muchos terminan dando clases particulares de instrumentos o participando en terápias de grupos de otras diciplinas; o en otros campos relacionados.
(En Buenos Aires existen varios centros de salud que cuentan con musicoterapeutas en los grupos terapéuticos, especialmente aquellos dedicados a niños con autismo o con discapacidades motrices, o terapias de enfermedades para personas que atraviesan la vejez).
Empezar a vernos como un todo sonoro corporal y a la vez como una unidad biosocial-psico- espiritual (como personas sociales cada una con una estructura psíquica, espiritual, emocional y corporal diferente) nos permite aventurarnos en un autoconocimiento dierente y más completo. Empezar a escuchar los sonidos de una forma más conciente nos abre puertas que no conocíamos y nos puede dar respuestas a problemas que creíamos no podíamos resolver con las terápias tradicionales, dando la posibilidad de mejorar la salud y el bienestar integral de las personas.
Hal A. Lingerman, lleva más de treinta años especializándose en el poder curativo de la música y sostiene que la música mejora tanto la salud física de las personas como su estabilidad emocional, su capacidad de concentración y su sensibilidad. Para él algunos sonidos tienen la capacidad de activar, fortalecer y energizar los movimientos del cuerpo. Y los instrumentos también pueden influir en gran medida sobre partes concretas del cuerpo de cada persona.
Este autor nos propone por ejemplo que hay ciertos instrumentos musicales que
en una musicoterápia se adaptan mejor depende la zona con la que se
quiera trabajar. Por ejemplo: los metalófonos, los percutivos (tambores
especialmente), la resonancia de notas graves, la música electrónica y
los sonidos amplificados inciden sobre el cuerpo físico. Si la terápia está dirigida más al aspecto emocional:
recomienda instrumentos de viento, madera y cuerda. Para el cuerpo
psíquico propone las cuerdas y para aquellas terápias relacionadas con
lo espiritual, la utilización de cuerdas agudas, arpa, campanas,
órganos y carillones, son de gran utilidad.
Si bien no es fácil encontrar lugares en
Argentina que se especialicen en musicoterápia existen algunos
profesionales que las utilizan con resultados muy buenos.
Los interesados en el tema pueden encontrar más información en:
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